Cinco ideas muy simples para mejorar un discurso y ponerlo en escena
Se trata de poner foco y centrarse en describir un kitt básico para quien tiene que hablar en público, una caja de herramientas muy simples que van a mejorar tu charla a poco que te afanes en usarlas.
Hace poco me preguntaban en el podcast ‘Territorio nómada’, de Rafael Pérez Salvatierra, por los consejos que se pueden dar para hablar mejor en público. Una buena ocasión para refrescar lo obvio: como le dije a Rafa, un joven estudiante de ingeniería en Sevilla que se ha echado al monte de los podcast, se pueden dar multitud de consejos, recomendaciones y ‘trucos’ para mejorar una intervención, pero si los tuviera que sintetizar, me quedaría con no más de cinco ideas.
1. ¿Tienes claro tu titular? ¿La idea fuerza que quieres trasladar? Pues ensáyala y procura ‘subrayarla’ con tu tono de voz las veces que sean necesarias. El el 99% de las ocasiones en las que un hombre o una mujer interviene en público es porque quiere trasladar una idea fuerza. Pues bien, estudia cuál es tu idea fuerzas y simplifica tu mensaje. No te disperses. Céntrate en el titular y suéltalo todas las veces que estimes oportuno. Claridad, precisión y repetición.
2. Obsesiónate con las historias. A cada idea fuerza, una historia; a cada titular, una imagen que permita visualizar lo que quieres decir. Retenemos mejor las historias que los números, las emociones que las cifras. Juega la carta emocional, pero para lograr una conexión con quien te escucha, no para parecer el hijo pródigo de un telepredicador con adicción a las frases lánguidas de Instagram. Cuidado, por tanto, con parecer un traficante de pestiños.
3. Piénsate bien cómo vas a empezar tu charla. El inicio es como el titular de una crónica periodística o el título de un libro. Si no atrapas al público a las primeras de cambio, luego va a ser difícil que remontes. Siempre en función de los escenarios, lo más normal es que comiences con alguna historia de las carne y hueso, que traslade una emoción. Y si además es una historia que responde al canon clásico de quien sufre un revés y es capaz de superarlo, pues mucho mejor. Y si no estás por ir contando historias, piensa en el atajo de una simple anécdota, una cifra que llame la atención o un gesto que pueda conectarte con la audiencia que te escucha.
4. Piensa también en algo tan obvio como el modo en el que acabarás tu intervención. Destierra esos finales mesetarios en los que parece que quien habla ha sufrido un apagón, como si estuviera en medio de una charla interruptus. No se puede cortar una charla con un tono neutro o como quien dice «eso es todo, amigos». Si empiezas en alto, procura también acabar en alto, haciendo una pregunta, estimulando la curiosidad por saber más o dejando una estela emocional detrás de tus palabras.
Y 5. lo más obvio de todo. Haz respiraciones profundas antes de empezar. Ya sé que hay mil trucos para hablar en público (los tienes en entradas como ésta que te enlazo), pero todos se resumen en uno: lograr una respiración tranquila que te permita concentrarte en hacerlo extraordinariamente bien, en controlar la escena para centrarte en conseguir esa conexión que te permita pensar que has alcanzado tu objetivo de llegar a quien te escucha.
Podría alargar este artículo unos cuantos párrafos más, pero se trata de poner foco y centrarse en describir un kitt básico para quien tiene que hablar en público, una caja de herramientas muy simples que van a mejorar tu charla a poco que te afanes en usarlas. Si tiras de ellas, ya te digo que no te vas a arrepentir.
Si quieres saber más sobre cómo hablar en público, pincha en este enlace.