Productividad: no se trata de ser el más rápido, sino de ofrecer valor
Una reflexión sobre el vértigo estresante de la pseudo productividad que denuncia Cal Newport en su libro 'Slow productivity. El arte secreto de la productividad sin estrés'
Tenía pendiente una lectura más sosegada del último libro del profesor y ensayista Cal Newport, cuyo titulo en español es ‘Slow productivity. El arte secreto de la productividad sin estrés’.
El título es un gancho para atraer a la audiencia, pero, si no nos dejamos llevar por su insustancialidad, descubriremos en este texto algunas reflexiones sobre las que merece la pena detenerse para no sentirse atrapado en el vértigo estresante de la nueva sociedad del conocimiento, repleta de pantallas, móviles y notificaciones sin pausa.
En el libro se denuncia esa pseudo productividad que nos hace aparentar que estamos agobiados de trabajo, siempre sobrecargados de reuniones, videoconferencias, correos y mensajes de whatsapp, de slack o de cualquier otro presunto sistema de organización del trabajo en equipo.
Newport nos coloca ante el espejo de nuestra obsesión por llenar las horas cuando sostiene que “nuestra agotadora tendencia a trabajar sin descanso, hora tras hora, día tras día, mes tras mes, es más arbitraria de lo que pensamos” y cuando afirma, pocas líneas después, que “la mayoría padecemos unos plazos de tiempo muy exigentes y una carga de trabajo inmanejable porque nos inquieta dar un paso atrás en el agotamiento anestésico de la actividad frenética”
¿Y qué propone entonces?
Tres ideas que desarrolla de forma extensa en el libro y que te cito aquí en su literalidad:
Hacer menos cosas. Intenta reducir tus obligaciones al máximo para tener tiempo libre. Aprovecha ese aligeramiento de la carga para dedicarte a los pequeños proyectos que de verdad importan.
Trabajar a un ritmo natural. No te apresures en tus trabajos básicos. Deja que se desarrollen en un plazo de tiempo sostenible, con variaciones en intensidad y en entornos propicios a la excelencia.
Obsesionarse por la calidad y la excelencia. Preocúpate por la calidad de lo que produces, aunque esto suponga perder oportunidades a corto plazo. Aprovecha el valor de estos resultados para obtener cada vez más libertad en tus proyectos a largo plazo.
Ya sé qué puedes estar pensando: ojalá tuvieras tiempo y posibilidades de seguir estas recomendaciones, pero te es imposible.
No te digo que no sea así. Este tipo de recomendaciones son válidas básicamente para personas que tengan algo de capacidad para gestionar su tiempo: profesionales liberales, creadores, trabajadores de la sociedad del conocimiento, autónomos, empresarios, pero no para hombres y mujeres con horarios estresantes y trabajos repetitivos.
Pero si eres un profesional de esta nueva sociedad del conocimiento, ya te habrás dado cuenta de que las buenas empresas y los buenos empresarios y ejecutivos no te van a medir por las horas de trabajo que eches o por tu rapidez en contestar a un correo electrónico, sino por la calidad de tu trabajo, por el valor de lo que seas capaz de hacer.
Esa calidad y esa obsesión por ofrecer valor son las ventajas competitivas que te permitirán progresar en tu carrera profesional. Y por eso es tan importante, como sostiene Cal Newport, que no te dejes engañar por los cantos de sirena de la pseudo productividad y que apuestes por enfocarte en lo importante evitando dispersiones y sobrecargas absurdas, por entrenar tu capacidad para trabajar en horas de calidad y no de relleno y, por último, por obsesionarte con hacer productos, bienes o servicios que de verdad tengan un valor que se pueda reconocer.
En suma, que seas un profesional de alto valor y no uno de low cost.
Disfruto con lo slow, empezando con la comida, siguiendo con la lectura y acabando con el work.