En caso de catástrofe, rebaje su consumo de Twitter
Las redes sociales pueden ser una herramienta extraordinaria en caso de catástrofe, pero en la mayoría de las ocasiones se convierten en fosas sépticas para la distribución de todo tipo de falsedades
La capacidad de algunos para hacer el mal es infinita y no repara en si la sociedad sufre el dolor de una tragedia que la devasta. Con los cadáveres aún calientes en el lodo de Valencia, hemos visto a esparcidores de bulos escupiendo delirios, a aprendices de inquisidores que saben más que los expertos en inundaciones y emergencias y a agitadores mediáticos adictos a la carroña.
En las tragedias nos topamos con la bondad, con la valentía y con la solidaridad, pero también con la mezquindad. Y no hay mejor patio de butacas para asistir a un espectáculo de miseria que darse una vuelta por X o por Tik Tok. Cuánto odio y cuanta desinformación. Cuántas ganas de mentir y qué impunidad.
Se sostiene con razón que una de las primeras víctimas de una guerra es la verdad. Aplicadlo también a los casos de desastres naturales con centenares de muertos en las calles, donde las patrañas se abren paso como anguilas y las hienas ejercen de salvadoras del pueblo sin que nadie se lo haya pedido.
La tragedia nos tiene a muchos de nosotros enredados en las redes, viendo todo lo que se publica, cada foto, cada imagen, cada declaración. Enganchados a lo que ocurre. Pero, en estos casos, y a sabiendas de que las redes son un canal potentísimo para distribuir la información que importa y para encontrar el calor de una buena conversación, casi que lo más recomendable es alejarse de ellas para huir de la toxicidad que lo impregna todo. Un descanso, una tregua, para que el odio no te atrape.
En estos momentos que son capaces de helarte el alma, es también el momento de saber elegir, de no dejarse influir por lo que te diga el primer predicador que te suelte una soflama en una red social, de no creer todo lo que escuchamos y, sobre todo, de desconectar cuando ves que va llegando el momento de la bilis. Hay alternativas. Mira un informativo, compra un periódico, sintoniza una emisora de radio. Y, si no, al menos, empieza a limpiar tu cuenta de salvapatrias y a mejorar tu dieta informativa para evitar tanta basura.
P.D. No quiero ser injusto. Hay mucha gente buena en las redes que las ha usado para canalizar su solidaridad y demostrar que los ciudadanos se unen ante el dolor tan grande que se vive estos días por las riadas de Valencia y Castilla La Mancha. El problema no son ellos. En todo caso, ellos son las víctimas de todos estos traficantes de maldades que aprovechan la tragedia para ganar clicks, dinero y votos sin remordimiento alguno. d