Linkedin y el 'capitalismo coaching'
González Férriz firma un estimulante artículo sobre el capitalismo coaching que se ha instalado en las redes profesionales y que pivota sobre los consejos como modelo de actuación
El ensayista Ramón González Férriz firma un excelente artículo en El Confidencial en el que se para a reflexionar sobre un fenómeno al que define acertadamente como el del capitalismo coaching. En el texto, describe cómo las redes y plataformas se llenan de personas que quieren desarrollar una marca profesional gracias a la publicación de consejos de todo tipo destinados a que seguidores alcancen los objetivos que se hayan propuesto, ya sean éstos el de hacerse rico en unas cuantas semanas, mejorar su estado físico, aprender a cocinar o a hacer ayuno intermitente o a convertirse en el tipo más estoico del barrio.
Un párrafo que destaco: “no se trata solo de los libros, las redes y las conferencias. Tradicionalmente, los empresarios consideraban que su trabajo consistía en crear productos o servicios y venderlos. Hoy, muchos emprendedores y ejecutivos piensan que también deben dedicarse a dar consejos sobre estilo de vida, inversiones o superación. Es como si ya no bastara con el dinero o con el prestigio que da gestionar una empresa. Parecen pensar que si no das consejos —en LinkedIn o donde sea— no eres nadie. Y tienen razón. Hoy el estatus social se deriva, en parte, del grado en que te dedicas a decir a los demás cómo deberían vivir”.
Pues sí, y que tire la primera piedra el que no piense que su desarrollo profesional en redes está determinado por su capacidad de ofrecer un contenido de valor para sus potenciales seguidores…y clientes. Es una evolución lógica. Las redes más o menos profesionales (y ya todas lo son) nacieron para la conversación, pero poco después se convirtieron sobre todo en espacios para la creación de contenidos en el que unos cuantos producen y la mayoría miran. Los productores son los que le sacan más partido a las redes. Pero siempre que sean capaces de aportar un valor determinado a quien lee sus publicaciones. Y ese valor, de forma común, aparece cuando el creador es capaz de hacerte una buena recomendación, un consejo útil o una reflexión que te invita al cambio o a la acción.
Pero cuidado con no confundir. Este capitalismo coaching tan bien definido por González Férriz no incluye el uso de estas redes como si fuera una hoguera de las vanidades encendida las 24 horas del día. Salvo en el caso de los influencers que triunfan gracias al interés que despiertan sus vidas, por muy vacuas y simplonas que éstas sean, aquí no se encuadra este fenómeno de instagramización de nuestras vidas que nos hace mostrarnos en un estado de felicidad tan perpetuo como ridículo.
De lo que se trata no es de ser más cool, sino de ser útil de alguna manera que te destaque frente a los demás, de inspirar a quien está al otro lado de la pantalla y de mostrarte como alguien que puede ayudar a los demás en alguna faceta profesional.
En este sentido, Linkedin y el resto de las redes son ya centros comerciales en los que buscamos con desesperación los mejores lineales para vender nuestros productos.
Pero para que éstos tengan éxito, lo prioritario, también en las redes, es que estos productos sean buenos y que satisfagan la necesidad de sus posibles compradores. Y para lograrlo, no hay otra que participar en esta fiesta del coaching algorítmico en la que se han transformado las redes sociales.