¿Hábitos? Sí, pero mejor obsesiónate con ser constante
Si quieres escribir bien, hablar bien en público o tener una buena marca profesional, deja de darle vueltas a lo que deberías hacer y…hazlo.
No te voy a descubrir un nuevo mundo con lo que te digo. Si quieres escribir bien, hablar bien en público o tener una buena marca profesional, deja de darle vueltas a lo que deberías hacer y…hazlo. No hay más. Oblígate a actuar más que a divagar y obsesiónate con ser constante.
¿Quieres escribir un libro? Ponte a escribir de una manera más o menos concentrada cada día durante unos treinta minutos.
¿Quieres mejorar tus intervenciones en público? Pues échale valor y ponte a hablar en cualquier grupo en el que estés, donde sea y cómo sea.
¿Crees que deberías hacer más contactos? Pues abandona el sofá y tómate lo de ir a algún acto cada semana como si fuera una obligación más que hay que apuntarse en la agenda.
¿Quieres tener mejor marca profesional? Pues piensa en contenidos que aporten valor (no opiniones sumarísimas ni comentarios que parecen hechos por un adicto a GPT) y escribe todas las semanas.
Sí, estoy hablando de crearte un hábito que te ayude a comunicar mejor. Pero sin dilaciones absurdas ni grandes dramas artificiosos que empantanen cualquier decisión que tomes,
Lo de los hábitos es como lo de las dietas: 90% literatura y 10% práctica cuando debería ser al revés: 10% de literatura y 90% de práctica. Del mismo modo que el exceso de análisis conduce a la inacción, pensárselo demasiado y actuar poco es letal a la hora de comunicar.
Como decía Nassim Taleb en una frase que leí en la newsletter de Rafael Sarandeses: “En teoría, no hay diferencia entre teoría y práctica. En la práctica, la diferencia es enorme”.
Se trata de hacer, hacer y hacer. Parándose a pensar en lo que estás haciendo, pero con la constancia febril de quien sabe que, en este negocio, no vales por lo que dices que haces sino por lo que haces.
Que no se te olvide.