Leer para no convertirse en un cretino digital
La historia demuestra que puedes emocionarte con Goethe o con una ópera de Wagner y terminar invadiendo Polonia, pero, en líneas generales, podemos estar de acuerdo en que el nacionalismo se sana viajando y el cretinismo y el fanatismo se curan leyendo... si sabes elegir bien tus lecturas. A una conclusión parecida ha tenido que llegar el eurocientífico francés Michel Desmurget, que acaba de publicar en España un libro con un título explícito como él sólo: ‘Más libros y menos pantallas. Cómo acabar con los cretinos digitales’ (Editorial Península).
Esta pasada semana leía en el suplemento de Ideas un artículo firmado por Demurget con el titular igual de elocuente de ‘Por qué leer libros es tan importante para cultivar la inteligencia de nuestros hijos’ en el que defiende que “la exposición a la palabra escrita es la única manera de desarrollar un lenguaje avanzado, sin el cual no puede construirse ningún pensamiento complejo”. Dicho en modo más coloquial: si huyes de la lectura y te pasas el día viendo vídeos sin parar en la pantalla de cinco pulgadas de tu móvil, vas a meterte de lleno en un bucle empobrecedor que impedirá que desarrolles tu potencial y te convertirá, según Desmurget, en un cretino digital.
Rescato por aquí este párrafo que describe las ventajas de la lectura de los libros: “Existen beneficios documentados en cuanto a coeficiente intelectual, concentración, imaginación, creatividad, capacidad de síntesis y de expresión (tanto oral como escrita). En otras palabras, mientras que las pantallas recreativas minan concienzudamente el desarrollo de nuestros hijos, la lectura construye meticulosamente su inteligencia. Pero eso no es todo. La lectura de novelas también estructura fuertemente nuestras habilidades emocionales y sociales. Si veo a Don Quijote en la televisión, no tengo acceso a la complejidad de sus pensamientos. En cambio, cuando leo la novela, me meto literalmente en la cabeza del personaje y puedo comprender el funcionamiento interno de sus pensamientos y acciones”.
Si tenéis hijos, no se trata de prohibirles que usen Tik Tok (en todo caso, que no vivan en Tik Tok) ni de pretender que sustituyan el móvil por un carné de la biblioteca del barrio. Se trata de ser conscientes de la realidad y de lo que nos estamos jugando todos. Estamos llegando a un punto tan fuerte en la pandemia de distracción y desconcentración que sufren los jóvenes por su adicción a las pantallas que, hoy, no se me ocurre mejor modo de ayudarles que buscarles horarios libres del móvil y los ordenadores e insistirles en que la lectura, a ser posible en papel, es una de las mejores inversiones que harán en sus vidas, muy por encima de otras que hoy se consideran indispensables.
Pero tampoco me quiero poner mercantil. Si aconsejo la lectura de libros (y también de periódicos) es porque éstos me han proporcionado horas maravillosas de entretenimiento, de diversión, de asombro y de emociones. Con ellos he aprendido, pero también con ellos me lo he pasado exageradamente bien. He disfrutado y he vivido historias que me han llegado al cerebro y al alma. ¡Como para no defender,os en esta época extraña en la que algunos irresponsables nos aseguran que es que “a la gente no les gusta leer”! En fin, sigamos una nueva máxima: más libros, menos pantallas… y menos cretinos, tanto digitales como analógicos.