Los periodistas somos unos yonkis de los algoritmos
En demasiadas ocasiones, los criterios algorítmicos se anteponen a los periodísticos y el periodismo pasa a ser poco más que un producto más para la industria del entretenimiento
He leído un artículo de Ángel L.Fernández, editor de la revista cultural Jot Down, que contiene afirmaciones imprescindibles en torno al siguiente debate: los periodistas solemos ponernos muy estupendos y apocalípticos cuando hablamos de los desafíos de la inteligencia artificial, herramientas de machine learning al fin y al cabo, pero luego somos los primeros que escribimos pensando en los algoritmos de Google, sacrificando la calidad en beneficio de la cantidad. Decimos que apostamos por el caviar, pero luego nos dedicamos a producir, distribuir y vender mortadela mediática en cantidades industriales.
Os paso por aquí el enlace para que leáis el artículo (‘La paradoja cultural: demonizar la inteligencia artificial mientras se sucumbe a los algoritmos’) y también os transcribo un par de párrafos que más de uno tendría que tatuarse en el cerebro:
“La verdad es que la mayoría de editores y periodistas se hallan rendidos al todopoderoso Google, obedeciendo las leyes del algoritmo en su desesperada búsqueda por captar la volátil atención del lector. Se percibe, sin duda, una disonancia cognitiva: mientras los contenidos pretenden dirigirse a nobles «lectores», la realidad de su publicación los reduce, inevitablemente, a la categoría de simples «usuarios» en esta danza infernal dictada por los algoritmos. El resultado es una repetición extenuante: temas y estructuras replicados hasta la saciedad, en un intento vano por generar tráfico. La homogeneidad se impone y la diversidad discursiva queda, una vez más, sacrificada en el altar de los motores de búsqueda.
La contradicción es clara: mientras se defienden conceptos como «autenticidad» y «singularidad» del contenido cultural, los mismos medios abrazan la tecnología cuando les resulta útil para alcanzar sus objetivos comerciales. Criticar la IA en nombre de la esencia cultural mientras se aplican fórmulas preestablecidas para satisfacer los algoritmos de posicionamiento es una paradoja. El verdadero dilema postmoderno no parece ser «lectores o usuarios», sino «principios o conveniencia».
Perdón por la extensión de la cita, pero la merece. Ángel L.Fernández radiografía aquí con precisión lo que nos está pasando. Se nos llena la boca reclamando una vuelta a los principios y valores del mejor periodismo, renegando de la IA que llega y del ruido de las redes, pero luego no hacemos más que ponerle velas a Google Discover para que nos traiga las visitas que nosotros monetizaremos con publicidad programática.
¿Menospreciamos las posibilidades de mejora que nos ofrecen las aplicaciones de inteligencia artificial y, sin embargo, nos tiramos como locos en busca de las migajas de Google y matamos porque las redes nos traigan el tráfico que antes nos cedían a borbotones?
Pues sí. Y aunque el autor del artículo califica con elegancia esta situación de paradójica, quizás haya que reconocer que, además de una paradoja, es también un ejemplo de doble moral propia de quien sufre una crisis estructural de sus modelos de negocio y termina siendo un yonki de los algoritmos que vive en un estado de mendicidad googleliana.
En los últimos años, la gran mayoría de los medios se ha embarcado en estrategias de suscripción para lograr ingresos de sus lectores y limitar su dependencia de los algoritmos, pero el enganche al tráfico de los buscadores y las redes no ha remitido.
En demasiadas ocasiones, los criterios algorítmicos se siguen anteponiendo a los periodísticos y se fuerza a los periodistas a meterse en una senda peligrosa en la que la información pasa a ser un producto más de la industria del entretenimiento, un producto cuyo valor, en esta nueva economía de la atención, se mide en número de páginas vistas y de clicks alcanzados y no en términos de calidad.
Ah, y un detalle más sobre la IA, el periodismo y nuestra adicción a los algoritmos. La IA no sólo no nos tiene por qué quitar el trabajo a los periodistas. Si lo usamos bien, nos facilitará la tarea y nos ayudará a rentabilizar nuestros nuevos modelos editoriales y de negocio, algo que no se puede decir de las plataformas que se han quedado con nuestros lectores y, luego, con la que ha sido hasta ahora la principal fuente de ingresos del periodismo: la publicidad.
Así que un consejo si te dedicas a este negocio (y a otros muchos): procura desengancharte de las redes…y aprende todo lo que puedas sobre IA.
Hay modelo suscripción y clickbait a la vez?