Si quieres más democracia, no evites las noticias
Las 'vacaciones de telediario' te pueden sentar bien, pero huir de las noticias puede resultar hasta peligroso.
La tendencia a evitar las noticias se consolida. Los datos de España del informe Digital News Report de 2024, elaborado por el Instituto Reuters en colaboración aquí con la Universidad de Navarra, indican que el 37% de los españoles esquivan las noticias que les llegan: el 12% de forma ocasional y el 25% de modo recurrente. Ya podemos decir, por tanto, que un tercio de los españoles huye de los medios.
Puestos a buscar causas, quiero pensar que esta fuga de los telediarios, las radios y las portadas de los medios es fruto de la polarización asfixiante y de la saturación mediática que soportamos. Nuestra capacidad de soportar malas noticias tiene un límite y cuando la oferta de contenidos nos pone delante de la tesitura de elegir entre un informativo agriado o una serie, entre una noticia biliosa y un vídeo gracioso en Tik Tok, tiramos por el entretenimiento y desconectamos de la información.
Se vive mejor sin el vendaval de noticias apocalípticas y sin recibir cada mañana una ración exageradamente grande de declaraciones malsonantes de nuestros representantes públicos, obsesionados con demostrarnos que sus adversarios, sean quienes sean, son todos unos personajes siniestros que no merecen nuestra confianza.
En este contexto, se entiende que haya quien se tome unas ‘vacaciones de telediarios’ y que pueda defender, con razones de peso, que ahora vive más tranquilo.
Pero ocurre que si uno se desentiende de algo, ese algo se le puede volver en contra. Y el caso de los medios de comunicación es uno de los mejores ejemplos. Los problemas no desaparecen porque no se les preste atención. En todo caso, se produce un vacío. Y ese vacío, en la política que reflejan los medios, lo ocupan los que prefieren que tú no estés atento a lo que ocurra.
Con todos sus problemas a cuestas, los medios abren las ventanas por las que miras lo que pasa con los asuntos públicos que te preocupan, se interesan por lo que está pasando y vigilan que los poderes no se extralimiten en el ejercicio de sus funciones.
Si huimos de los medios, éstos pierden fuerza y, por tanto, perdemos un contrapeso que es esencial para el funcionamiento de una democracia que se precie a sí misma, un contrapeso que no se ejerce en un grupo de whatsapp o de Facebook, en un canal de Telegram o en la discoteca ruidosa en la que se ha convertido la X de Elon Musk.
Hace unos días leía una crítica de Ignacio Urquizu al libro que recopila los últimos artículos escritos por el ensayista Moisés Naim, ‘Lo que nos está pasando’, y en el que éste decía, refiriéndose a Donald Trump y a la responsabilidad de quienes le votan, que “hay que esforzarse en buscar mejores líderes. Pero también hay que mejorar la calidad de los seguidores”.
Pues bien, nosotros también tenemos la obligación de cumplir con nuestra responsabilidad y mejorar nuestra calidad como ciudadanos. Y eso implica, entre otras cuestiones, no salir huyendo de los medios esquivando los debates públicos en los que nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro.
Por supuesto puedes hacer lo que quieras, pero te recomiendo que cuides tu dieta mediática y que no te dejes llevar por quienes te dicen que se vive mejor siendo un ermitaño alérgico a las noticias. Quizás se viva mejor fuera del radar de los informativos y de los periódicos, pero a cambio de rebajar la calidad de la democracia en la que vives. Si esto último importa, más vale que lo que tengas en cuenta.