Una de esas cosas que está cambiando en el periodismo: el ejemplo (para todos) de Oliver Darcy
Darcy forma parte de ese grupo de periodistas y analistas que deciden abandonar las grandes corporaciones mediáticas para desarrollar sus productos personales
Repasando nuevas historias e ideas para la asignatura de Organización de empresas periodísticas que imparto este cuatrimestre en EUSA he leído esta semana en un par de boletines especializados en análisis de medios la noticia de que el especialista en la industria del periodismo Oliver Darcy deja su puesto en la CNN, donde había trabajado estos últimos siete años, para montar su propia página personal, un boletín de noticias, entrevistas y reportajes sobre medios que monta en la plataforma de newsletters beehiiv.
El boletín de Darcy es de pago. Si quieres acceder a sus contenidos, tienes que pagar 15 dólares al mes o pagar un bono anual de 150 dólares. Y si quieres charlar con Darcy o que te dé algún consejo exclusivo, puedes tener videoconferencias por zoom con él por un precio que se sitúa en los 595 dólares al año.
Cada vez hay más periodistas que eligen explorar la posibilidad de explotar sus marcas profesionales en canales personales, pero lo que llama la atención del caso de Oliver Darcy es que forma parte de ese grupo de periodistas y analistas que deciden abandonar las grandes corporaciones mediáticas, víctimas del tsunami crónico que soporta la industria de la información, para emprender proyectos personales en los que ellos tengan un mayor control sobre sus propias carreras profesionales y sobre los ingresos que puedan generar.
El caso de Darcy es significativo. Deja la CNN para montar una newsletter (bueno, en realidad, traslada la que ya tenía en la empresa de noticias por cable). Como si aquí en España un periodista con un buen puesto y consideración abandonara un diario como El País, El Mundo o su puesto de analista en TVE para montar un boletín de noticias personal.
¿Qué nos sugiere esta tendencia? Pues siempre desde la prudencia (habrá que ver si se extiende y funciona en términos de negocio), nos advierte de un cambio profundo en el modo en el que entendemos cómo se construyen proyectos editoriales y cómo esta nueva sociedad del conocimiento puede ofrecer oportunidades de negocio a algunos profesionales que han demostrado dos cuestiones básicas:
Su capacidad y su valía, contrastada después de años de trabajo en grandes organizaciones periodísticas. de hecho, cualquiera puede tomar una decisión como la que han tomado estos periodistas que han abandonado grandes medios para montar sus proyectos personales.
Su capacidad para generar la confianza necesaria para que un número mínimo de personas esté dispuesta a pagar por los contenidos que ofrece.
Si quieres tener alguna posibilidad de tener éxito en este empeño, es importante que hayas acumulado capital profesional, que atesores experiencia y contactos y que, son todo, hayas logrado ser una marca personal de tu confianza en la comunidad a la que te diriges.
Si os fijáis, lo que hacen aquí estos periodistas es aprovechar la ventana de oportunidad que ofrece un mercado en el se combinan dos tendencias ya consolidadas:
La gestación de una nueva economía en las plataformas sociales que da beneficios a los creadores de contenidos, ya sean influencers, streamers o, en este caso, potenciales líderes de opinión pública que, a diferencia de los primeros, no buscan llegar a grandes masas de seguidores, sino crear comunidades fieles de lectores dispuestos a pagar por recibir las informaciones de sus periodistas o analistas de referencia.
La socialización de los micropagos. En la era del bizum y del echar mano de la tarjeta de crédito hasta pagar un café con leche o un paquete de pipas, estos periodistas, al igual que el resto de creadores de contenido, encuentran un terreno menos agresivo para quienes buscan lectores dispuestos a pagar por recibir su oferta informativa.
Por supuesto, no digo que esta nueva tendencia, que representan casos como este que os acabo de contar de Oliver Darcy, vaya a cambiar el paisaje mediático.
Pero sí que debe llamar a la reflexión a tanta gente que trabaja en esta industria en condiciones precarias y a quienes ni se les ha pasado por la cabeza la idea de que, quizás, y solo quizás, estén perdiendo el tiempo y a veces hasta la dignidad trabajando en grandes medios por sueldos humillantes cuando podrían buscarse la oportunidad de montar sus propios proyectos aprovechando que están cambiando los hábitos de consumo de los productos informativos.
No digo que lo de Darcy y otros como él sea la solución de ningún problema estructural de la industria, pero sí que es un ejemplo que algunos deberían de tomar como referencia de hacia dónde va esta industria y sobre qué hacer para poder sacar adelante una buena carrera profesional…y vivir de ella.
Dadle una vuelta al asunto, que lo merece. Y, por cierto, no sólo en la industria del periodismo.
En México hay casos de grandes éxitos