Una española para frenar desde Europa a las grandes tecnológicas
Entre las nuevas funciones de Teresa Ribera como comisaria de la UE está la de poner freno en la UE a los desmanes continuos de las plataformas tecnológicas que operan en el continente
El nombramiento de la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera como comisaria europea para la transición verde y la competencia nos hace reparar en un asunto que quizás no haya sido tenido demasiado en cuenta. Como Ribera ha sido, y es, una mujer volcada en los asuntos medioambientales, quizás se nos haya olvidado que va a tener también un papel protagonista y trascendental en otra lucha importantísima, la que lidera la Unión Europea contra los abusos y a los desmanes que han cometido estos últimos años las grandes plataformas tecnológicas que gobiernan internet casi que en régimen de oligopolio.
Fijémonos en las noticias de estos últimos días y en cómo la comisaria a la que sustituye Teresa Ribera, la liberal danesa Margrethe Vestager, se ha despedido de su cargo con dos victorias judiciales rotundas sobre gigantes tecnológicos como Google y Apple.
Vestager ha logrado que Google tenga que pagar 2424 millones de euros por abuso en su posición dominante y favorecer su servicio de comparador de productos en su buscador (el TJUE ha confirmado la multa que le impuso en 2017) y que Apple deba de pagar 14.000 millones a países de la Unión Europea por considerar que se benefició ilegalmente de las ventajas fiscales que ofrecía Irlanda y pagó menos impuestos en Europa de lo que le correspondía a la empresa de la manzana mordida.
Pues bien, la española Teresa Ribera debe ahora enfrentarse a decisiones tan polémicas como las de dividir el negocio publicitario de Google en Europa para evitar su posición de abuso (en Estados Unidos están en lo mismo) y la imposición de más multas a estas tecnológicas que han actuado, en demasiadas ocasiones, como si ellas no tuvieran que rendir cuentas en los Estados en los que ellas operan.
En tal sentido, la historia pone a Ribera ante dos retos elefantiásicos:
Impulsar en Europa el inevitable proceso de descarbonización con el que nos vamos a enfrentar a los peores efectos del cambio climático.
Poner freno en el continente a los desmanes continuos de unas plataformas tecnológicas que son ya más poderosas que la mayoría de los países de este planeta.
La UE, alineada en este último asunto con la Administración norteamericana de Joe Biden, ha empezado imponiendo en esta última década multas millonarias y estableciendo nuevas regulaciones como el reglamento de servicios digitales que buscan poner algo de orden en una jungla digital donde los emprendedores de Silicon Valley se han comportado como señores feudales para los que no hay límites entre el cielo y la tierra.
Pero esta batalla contra el poder omnímodo de estas ‘naciones pantalla’ no acaba aquí. En juego queda aún cómo se controla a unas plataformas tecnológicas cuyo modelo de negocio, basado en la extracción de millones de datos personales de sus usuarios, está detrás de situaciones tan intolerables como la invasión en la privacidad de las personas, la pandemia de distracción y desatención de nuestras generaciones más jóvenes o de la expansión de miles de bulos, infamias y falsedades que ponen en peligro la calidad democrática de nuestras sociedades.
Desde luego, no le va a faltar tajo a la señora Teresa Ribera. Suerte en su nuevo empeño. Y no sólo por ella, sino por el resto de los europeos a quienes nos representa. La tarea se las trae.
Podrá resistir la presión?