X, Elon Musk y el portazo de los medios de comunicación
Es normal que medios como The Guardian o La Vanguardia se harten del maltrato de X y de su toxicidad, pero esta red sigue siendo un lugar único para encontrar buenas opiniones y análisis.
El adiós a la red social X de The Guardian y de La Vanguardia ha desatado una especie de referéndum en la propia ex Twitter sobre la conveniencia o no de abandonar una plataforma cuya toxicidad crece y crece con la complicidad de su propietario, un Elon Musk que ha puesto los algoritmos de X al servicio de Donald Trump en las últimas presidenciales norteamericanas y que no pierde ocasión de recordarnos lo mucho que él desprecia a unos medios a los que considera un vestigio del pasado en analógico.
De partida, entiendo la decisión de los diarios que han dejado X. Desde hace tiempo, no tiene ya mucho sentido que haya medios que apuesten recursos y energía en una red que no les reporta tráfico alguno y que, además, les pone a la misma altura de cualquier traficante de toxicidades y bulos. ¿Para qué seguir en un sitio que, lejos de aportarte, parece torcer en contra tuya y no te da beneficio alguno?
Estos diarios de gran tirada están ya más en la idea de centrarse en los lectores recurrentes que potencialmente se pueden convertir en suscriptores de pago que en dedicarle más tiempo del debido a redes. Y si se trata de priorizar esfuerzos, es de una evidencia supina que dedicarse a tuitear en una red plagada de insultos, desatinos, difamaciones y bulos no encaja en la estrategia de captación de futuros suscriptores.
Podría decirme alguien que X ofrece el beneficio de estar cerca de donde están los ciudadanos, en estas plazas públicas para la conversación, pero es que la antigua Twitter no es ya la única plaza pública (yo, por ejemplo, prefiero ya otros lares como Linkedin o esta plataforma de Substack desde donde te escribo) ni tiene los mínimos requisitos para que pueda considerarse un lugar para la conversación o hasta para la exposición pública.
Cuestión distinta es que los ciudadanos de a pie, otras empresas y otras instituciones quieran seguir en X. Por seguir con mi mismo ejemplo, yo pienso seguir ahí. Y sin mayores dramatismos. Ya sé que X es un lodazal donde está lo peor de cada casa. Pero yo le doy un uso a Twitter que es muy razonable.
Desde hace un par de años, silencio a los tóxicos y a los enfurecidos y, desde hace más tiempo, selecciono las cuentas que sigo y las clasifico en listas que me permiten conocer a gente interesantísima, acceder a opiniones y análisis muy buenos y beneficiarme del caudal de conocimiento que también nos llega a través de esta red. Tuiteo infinitamente menos que antes, pero sigo usando X como agencia de noticias y como buscador de buenos artículos. Y me funciona.
¿Que un día quizás me vaya de la red si sigue siendo una máquina de picar bulos y bilis a proporciones iguales? Pues puede ser, pero, por ahora, me limito a darle el mejor uso posible y ya está. Sigue dándome más de lo que me quita. Entre otras razones, porque ya me encargo yo de que mi timeline se parezca más a un centro de meditación de gente interesada en la actualidad que a un barrizal lleno de tipos que parecen tener la pistola siempre preparada para dispararle a quien piensa diferente a ellos.
Lo de la información falsa y demás es cierto pero tmb a mi entender lo peor es que han intoxicado tmb las búsquedas por ejemplo. Antes, si leía en Twitter una frase de un político sobre la inflación por ejemplo y quería citarlo a las dos semanas/meses/años ponía @juanperez + inflación y al instante la encontraba, ahora está inundado de contenido basura a tal magnitud que esas búsquedas son casi imposibles ya. Una pena ya que siempre amé Twitter...encima ahora que ganó Trump, Musk parece querer llevar a X hacia una radicalización de todo lo malo que introdujo en los últimos años
Al día de hoy me parece más tóxico Instagram que X. Y por mucho…