Brandolini tenía razón: se gastan demasiadas energías en desmontar un bulo
Los medios no están para desmontar bulos, sino contar verdades y ponerles contexto, que es distinto. La lucha contra las patrañas nos compete a todos, no sólo al periodismo.
Alberto Brandolini es un programador italiano que un día de 2013 se puso a ver un programa de la televisión italiana en la que el periodista Marco Travaglio entrevistaba al empresario y político Silvio Berlusconi. Cómo serían las respuestas del magnate populista que, a partir de ellas, Brandolini formuló el siguiente principio ‘científico’: “La cantidad de energía necesaria para refutar las mentiras es siempre mayor que la necesaria para producirlas”. Gastas energías en desmentir la falsedad y desperdicias un tiempo que podrías dedicar a menesteres más provechosos.
Pienso en Brandolini y en su ‘teoría’, también conocida como el principio de la asimetría de la estupidez, cuando escucho hablar de que los medios deben abanderar la lucha contra esa desinformación que contamina el medio ambiente social y político convirtiendo algunas redes sociales en un vertedero virtual donde se acumulan las infamias y los bulos.
Pues mirad, no lo tengo claro. Si se trata de medios cuyo modelo editorial se basa en la verificación de hechos cuya veracidad es discutible, pues compro estos argumentos. Pero como norma no veo que se deba exigir a los medios que dediquen sus esfuerzos a desmontar bulos porque, en ese caso, no podrían destinar recursos, tiempo y energía a nada que no fuera intentar frenar el tsunami fecal de mentiras y falsedades que se distribuyen por las redes y canales de mensajería.
Es una cuestión de prioridades y de foco. Como criterio general, los medios no están para desmontar bulos, sino para contar verdades, que es distinto. Su función es la de aportar información de interés y criterio para que la opinión pública pueda sentirse informada de lo que pasa en su comunidad.
Otro asunto es que distribuyamos responsabilidades sobre un problema que nos compete a casi todos. Los medios tienen la suya, pero también la tienen los políticos que esparcen bulos de sus contrarios como si no hubiera un mañana, las plataformas tecnológicas que ganan dinero con las mentiras que se distribuyen viralmente, los ciudadanos que consumen estas patrañas sin filtro alguno y las Administraciones que no trabajan en estrategias de alfabetización mediática que aporten herramientas para distinguir una noticia falsa de la que no lo es.
Pretender que los medios lo dejen todo para dedicarse a desvelar mentiras son ganas de que destinen su tiempo a un imposible. Y las empresas periodísticas no están para eso.
Los bulos en internet pueden llegar a ser la salvación de los medios digitales. Estoy seguro de que el nivel de intoxicación informativa será cada vez mayor, sobre todo con la aparición de la IA generativa. Cada vez tendrá más sentido pagar por informarse en internet. Los bulos serán la salvación del sector. La gente ya no podrá informarse gratis y pagarán con gusto para no tener que dudar de la veracidad de los contenidos.
Totalmente de acuerdo. Es un error garrafal tomar la agenda de los mentirosos en vez de intentar hablar de otro tema. Además, a veces me pregunto qué influencia tiene tmb cierta comodidad periodística que, junto a la pauperización de sus ingresos, forman un cóctel donde el esfuerzo y las ganas de superarse no prevalece. Porque, hay que decirlo, es más fácil y económico tener como eje narrativo "xxxx es un mentiroso" que pensar un tema, buscar fuentes, investigar, preparar entrevistas, redactar, editar, etc