Trump y la estrategia del 'todo a la vez y en todas partes'
Trump es el producto más depurado de las corrientes iliberales que han entendido que en comunicación política valen ya más las emociones que las razones.
Como si se tratase de un personaje de cómic que tiene el don de estar en todas partes haciendo de todo, Donald Trump nos está aplicando a los habitantes del planeta Tierra una ración deluxe de su ya clásica estrategia de comunicación de racimo, que consiste en soltar decenas y decenas de barbaridades sin descanso con cuatro objetivos que se conectan entre sí:
Marcar la iniciativa política, acaparando en todo momento la atención sobre sí.
Noquear al adversario
Impactar a la opinión pública hasta anestesiarla.
Y construir una gigantesca ventana de Overton que permita que lo que nos parecía una locura ya no lo sea.
Este tipo de estrategias políticas son comunes a toda suerte de líderes populistas, pero no hay nadie que haya logrado más con ellas que este excéntrico millonario de Nueva York, un maestro a la hora de entender cómo se conecta con las masas sabiendo tocar las fibras de la indignación, de la rabia y del odio.
Trump no es sólo esa brocha gorda que asoma cuando se comporta como un déspota defensor de la prevalencia de la fuerza sobre la ley.
Es también el producto más depurado de las corrientes iliberales que han entendido que la comunicación puede ser un arma de persuasión masiva si se sabe entender que las emociones valen más que las razones.
Trump tiene ese don. Llega al alma de parte de sus conciudadanos con su discurso de la ira, sus movimientos de predicador de reality show y su promesa de un mundo mejor en el que todos los problemas se arreglan sacando la testosterona a pasear.
Y sí, su pacto con los oligarcas tecnológicos, con Elon Musk al frente del pelotón, le hace aún más peligroso por las ínfulas totalitarias que se le advierten en el inicio de este su segundo mandato en la Casa Blanca.
Para él, las mentiras no son un freno, sino un recurso tan valioso como cualquier otro.
Y ante eso, de poco valen los avisos de que no se debe caer en su juego porque ya hemos caído en él.
El mundo baila al son que marca Trump. Y esto no ha hecho más que comenzar.
Es del proyecto 2025, verdad?
Es muy hábil en el manejo de la agenda pública. Lo de estos días de ir filtrando lo de Epstein en cómodas cuotas es el ejemplo más cabal de esa estrategia de gestión de la opinión pública