Estoy completamente de acuerdo contigo. El artículo hace un excelente análisis sobre el mal uso del lenguaje político, pero es necesario ir más allá y considerar otros aspectos fundamentales. Por ejemplo, la agresividad y los insultos que se utilizan para atacar a los oponentes, en lugar de discutir ideas y argumentos razonados. También es importante tener en cuenta la lejanía del lenguaje utilizado con la ciudadanía, ya que muchos líderes políticos parecen hablar a un público específico más que a la sociedad en general. Además, no podemos olvidar el papel que juegan los medios de comunicación digitales en esta situación, donde se comunica y se habla para obtener likes, shares y retweets, más que para generar un diálogo honesto y constructivo. Es hora de reflexionar sobre estos temas y encontrar formas de mejorar la calidad del lenguaje político y el debate público.
Comparto por completo estas apreciaciones que haces, Carlos. Hay una ruptura entre los ciudadanos y las élites que les representan en la función pública. Y esta ruptura se acentúa en un terreno de juego en el que cuenta más lo emocional que lo racional. Estoy escribiendo sobre eso más en largo. ¡Mil gracias a tus aportaciones por aquí¡ :)
Estoy completamente de acuerdo contigo. El artículo hace un excelente análisis sobre el mal uso del lenguaje político, pero es necesario ir más allá y considerar otros aspectos fundamentales. Por ejemplo, la agresividad y los insultos que se utilizan para atacar a los oponentes, en lugar de discutir ideas y argumentos razonados. También es importante tener en cuenta la lejanía del lenguaje utilizado con la ciudadanía, ya que muchos líderes políticos parecen hablar a un público específico más que a la sociedad en general. Además, no podemos olvidar el papel que juegan los medios de comunicación digitales en esta situación, donde se comunica y se habla para obtener likes, shares y retweets, más que para generar un diálogo honesto y constructivo. Es hora de reflexionar sobre estos temas y encontrar formas de mejorar la calidad del lenguaje político y el debate público.
Comparto por completo estas apreciaciones que haces, Carlos. Hay una ruptura entre los ciudadanos y las élites que les representan en la función pública. Y esta ruptura se acentúa en un terreno de juego en el que cuenta más lo emocional que lo racional. Estoy escribiendo sobre eso más en largo. ¡Mil gracias a tus aportaciones por aquí¡ :)
Cierto