Tim Wu y el supermercado global en el que se vende nuestra atención
Una reseña del libro del profesor de la Escuela de Derecho de Columbia en el que describe más de un siglo de la industria de la atención y su impacto en los ciudadanos
Acabo de leer el libro de Tim Wu ‘Comerciantes de atención’ ’ (Editorial: Capitán Swing), un ensayo adictivo en el que este profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia describe con muy buen ritmo narrativo el nacimiento de la industria moderna de la atención con la irrupción a principios del siglo pasado en los Estados Unidos de la publicidad ligada a los medicamentos milagro, la llegada de las campañas publicitarias masivas en los periódicos y revistas, la irrupción de la radio y luego de la televisión, con la concentración en sus horarios de máxima audiencia, y, por último, el aterrizaje de la herramienta que lo convulsionó todo: Internet y su ecosistema infinito de correos electrónicos, blogs, redes sociales y tantos otros canales.
Si hay un nexo de unión en estos más de cien años que retrata Tim Wu es el que define cómo está industria ha sido capaz de hacer dinero mediante la venta de la atención de los ciudadanos y de exprimir esta atención hasta convertir a los consumidores de los productos en el verdadero producto para las empresas anunciantes.
Si te dedicas al negocio de la comunicación, del periodismo, de la publicidad, de la influencia en las redes o simplemente sabes que necesitas captar la atención para luego comercializarla y sacar dinero de ella, este libro es imprescindible para ti: encontrarás multitud de ejemplos reales de cómo los grandes profesionales de esta industria han sabido capitalizar esta atención, desde el pionero Claude C. Hopkins hasta los nuevos cazadores de tu privacidad que rastrean tus datos personales en las redes para revenderlas como mercancía para las pujas de la publicidad programática de Google.
Pero este libro invita también a una reflexión en forma de interrogación y en una dirección contraria a la que te acabo de exponer. ¿Hasta dónde son lícitas algunas de las prácticas de estos cazadores de la atención? ¿En qué son responsables estos comerciantes de la atención de algunos comportamientos irresponsables en materia de publicidad engañosa de productos que no tienen los efectos que se pregona sobre ellos? ¿Y en todo lo relativo a la invasión de nuestra privacidad y a la pandemia de desatención que hemos vivido y que se ha recrudecido en los últimos años con la socialización del uso del teléfono móvil?
La atención es una de las grandes materias primas de la sociedad del conocimiento, pero también es una de las industrias en las que se han cometido más abusos y prácticas irregulares. Tim Wu describe los intentos de frenar tantos desmanes y regular un sector que parece vivir en una guerra permanente donde todo vale y donde sólo gana no el mejor si además es el más avispado. Y no se deja llevar por un optimismo que carecería de fundamento. Al hablar de los tiempos presentes, se une a quienes reflexionan sobre el poder de las plataformas tecnológicas que han devorado nuestra atención para maximizar sus beneficios, pero también apela a la responsabilidad individual.
Y así, después de 500 páginas, concluye, y no hago spoiler, con una frase con la que estoy cien por cien de acuerdo: “Si queremos un futuro que evite la esclavitud del estado propagandístico, así como la narcosis de la cultura del consumo y del famoseo, primero tenemos que reconocer que nuestra atención es valiosa y decidir no desprendernos de ella a un coste tan bajo o de una manera tan irreflexiva como tantas veces hemos hecho. Y luego debemos actuar, a nivel tanto individual como colectivo, para volver a ser dueños de nuestra atención y recuperar así la titularidad de la mismísima experiencia de vivir”.
¡Como para no firmar cada una de estas palabras¡