A qué estás esperando para aprender a hablar en público
Decimos que saber hablar en público es clave para que nos vaya bien en el ámbito profesional, pero luego resulta que no le dedicamos un solo minuto de nuestro tiempo a entrenar esta habilidad.
Un estudio del Observatorio social de La Caixa del que da cuenta el diario El País sostiene que el 77,5 % de los estudiantes universitarios no ha recibido nunca formación en comunicación oral en ninguna de sus etapas educativas y que el 75% de los entrevistados asegura haberse quedado en blanco, haber pasado una situación complicada o vergonzosa (el 52%) o haberse quedado afónico (19%) durante sus exposiciones orales.
Tres de cada cuatro jóvenes universitarios, por tanto, no ha recibido en su vida una sola charla, sesión, taller o jornada formativa para mejorar sus habilidades de hablar en público. Y tres de cada cuatro, en consecuencia, se han quedado en blanco en alguna ocasión, que es el temor más clásico ligado con esta cuestión.
El asunto es de puro sentido común. Si no entrenas una habilidad como la de hablar en público, es difícil que la mejores. Y lo normal es que, cuando te enfrentes a una situación en la que tengas que intervenir frente a una audiencia, sufras los rigores de ese miedo escénico que te atenaza y te ahoga como si alguien estuviera pisándote la garganta.
Aquí cabe decir que estamos ante la clásica situación en la que reconocemos una necesidad, pero en la que hacemos poco o nada por satisfacerla. Y no sólo entre los universitarios, que en el mundo profesional el problema es aún mayor.
Fijaos qué paradoja.
¿Hay un consenso social en torno a la idea de que comunicar bien es una ventaja que mejora sus capacidades profesionales y personales? ¿Estamos de acuerdo que saber expresarse y saber hablar en público mejora tus prestaciones significa que has entrenado tu habilidad para el pensamiento crítico y, en consecuencia, te capacita para acceder a mejores puestos y a afrontar desafíos mayores?
Entonces, ¿por qué demonios en los sistemas educativos como el español no se hace un mínimo esfuerzo por mejorar la oratoria de nuestros estudiantes? ¿Y por qué luego no tenemos en cuenta que aprender a hablar en público es una habilidad que hay que entrenar como otra cualquiera?
Una habilidad como ésta no necesita de años de teoría, pues basta con unas cuantas jornadas de formación, estudios y lecturas y con el empeño en recordar unos cuantos consejos que te ayudarán durante toda tu vida si eres constante en tu empeño por mejorar.
Pero sí necesita de mucho entrenamiento, de mucho tirarse a la piscina desterrando pudores y sudores fríos. Y si es desde la adolescencia y desde los primeros años de juventud, mejor, pues cuanto antes se empiece, antes se empieza a mejorar.
Igual que a escribir se aprende escribiendo, a hablar en público se aprende…hablando en público, acostumbrándose a hablar delante de la gente, cometiendo errores, superando poco a poco el miedo a quedar mal…y fijándote en los recursos y trucos que usan quienes lo hacen bien.
Se entiende poco que pensemos que hablar en público es muy importante para nuestro presente y futuro profesional y que luego no le dediquemos ni un solo minuto de nuestro tiempo a entrenar esta habilidad, aun a sabiendas de que será capital y de que puede decantar que nos cojan en un trabajo interesante, que convenzamos a un inversor sobre el potencial de nuestro proyecto empresarial o que mejore el resultado del examen de una oposición.
¿Quieres mejorar esta habilidad? Pues no le des más vueltas. No eres el único que tiene miedo a hablar en público. Aparca tus temores de una santa vez y empieza en cuanto puedas a formarte y a entrenar este recurso. Te rentará. Y más de lo que te imaginas.
¿Llegaste a venir de juez a los debates de Con Acento en la UPO?. Quiero recordar que sí, que te invitamos en tu época de El Correo pero me ha surgido la duda.