Meta, Zuckerberg y las noticias falsas: ¿Hay alguien al volante?
El dueño de Meta se pone al servicio de Trump y se alinea con quienes dicen defender la libertad de expresión mientras animan a la distribución masiva de noticias falsas
Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, Instagram y Whatsapp, se adapta a los nuevos tiempos…de Donald Trump.
El magnate de Meta ha pasado por todos los estadios en su relación con las noticias falsas y la extraña relación del trumpismo con la verdad.
Primero, alentó la difusión de la desinformación para ganar tráfico para Facebook y demostró una clamorosa falta de escrúpulos a la hora de mirar para otro lado mientras la red se llenaba de fakes, discursos de odio y manipulaciones groseras.
Y luego, tras el escándalo de Cambridge Analítica y de su indiferencia ante el uso torticero de la red por parte de Donald Trump, ‘vio la luz’, decidió cerrar las cuentas trumpistas que alimentaban discursos violentos y armó un sistema más fuerte de moderación de los contenidos que circulaban por sus plataformas.
Hoy, cuatro años después, Zuckerberg se pliega al de nuevo inquilino de la Casa Blanca y anuncia que despide a sus verificadores, que dejará de moderar los comentarios que circulan por FB y por Instagram y que asumirá el sistema de notas de la comunidad de la red social X.
Sobre esto último, un detalle importante. Aunque no nos guste Elon Musk, debemos reconocer que el sistema de notas de la comunidad de su red social es, por ahora, el más efectivo en la lucha contra las fake news. Ya veremos en un futuro, pero, siendo honestos, hay que reconocer que este sistema de verificación funciona y desnuda a muchos de los que intentan engañar a la opinión pública.
Pero no caigamos en un ejercicio de ingenuidad. Zuckerberg no opta por el sistema de notas porque crea en su bondad, sino que se limita a alinearse con los intereses de Donald Trump y Elon Musk con la esperanza de que la Administración norteamericana pase de puntillas por su larguísimo historial de abusos en el uso de los datos personales de sus usuarios y por su evidente responsabilidad en la difusión de las noticias falsas a través de su tridente de plataformas.
Perdonadme la expresión, pero creo que es la que más se ajusta la realidad: contrariamente a lo que sostiene, a Zuckerberg le importa un pepino la libertad de expresión y la democracia.
Vela por el interés de sus empresas y hace méritos para que Trump le considere ahora uno de los suyos. Y si eso implica cargarse los filtros que permiten detectar algunas de las mentiras que circulan por sus canales sociales, lo va a hacer (ya lo ha hecho) sin miramiento alguno.
Zuckerberg se estrenó como un Mesías de la innovación, pero está demostrando ser un joker de banda ancha. Qué peligro.